Desde el año dos mil las naves del Molino de Serra, donde
hasta los años setenta del siglo veinte almacenaron arroz en cáscara para su
proceso industrial y los sacos para su comercialización, albergan el Museo de la
Semana Marinera “Salvador Caurín”. Está en la calle Rosario nº 1 del
barrio Canyamelar, en la fachada marítima de València.
Hay andas e imágenes realizadas por famosos escultores
(Mariano Benliure, Francisco Teruel, Carlos Román, Bernardo Morales, Carmelo
Vicent, Vicente Benedito,…), la mayoría esculpidas en los años cuarenta en
sustitución de las destruidas en la guerra 1936-1939, junto a una interesante
muestra de vestuario, aderezos, carteles y fotografías, de una Semana Santa
cuya larga historia podría remontarse al siglo XV, aunque el primer documento
escrito que deja constancia de esta celebración data de 1735.
Un audiovisual mete a los visitantes en la gran celebración
del Marítimo, el extenso distrito de la ciudad bañado por el mar
Mediterráneo. Donde los numerosos vecinos que participan mantienen una
tradición religiosa que, pese al bajo porcentaje de marineros que quedan
en Valencia, conserva el espíritu de sus predecesores, participando familias
enteras, tras heredar la tradición de padres a hijos. De una Semana Santa que,
sin restar solemnidad y concentración a sus ceremonias religiosas, es vistosa y
peculiar.
Asimismo, en otro audiovisual los visitantes pueden ver
específicamente los diferentes actos, desde el Viernes de Dolor hasta el
desfile del Domingo de Resurrección.
Además de los penitentes, llamados “vestas”, en alusión al
agudo capirote, hay Cristos llevados “a pecho”, longinos con atuendo de época
romana, sayones en recuerdo de los cruzados que fueron a recuperar los Santos
Lugares, romanos, y granaderos, ataviados como la guardia de honor que el
general francés Suchet envió a las procesiones de 1812 y 1813 para suavizar su
relación con el pueblo. Uniformes que quedaron en un almacén cuando se
marcharon los franceses y los adoptaron y adaptaron los habitantes de Pueblo
Nuevo del Mar (Cabanyal y Canyamelar) y de Villanueva del Grao, municipios
independientes hasta 1897, para su Semana Santa. También muchos personajes
bíblicos derivados de la costumbre de antaño de suplir por cofrades la carencia
de andas. Hábito que continúa como ampliación y
complemento de las escenas de
los actuales 31 tronos-anda.
Desfiles procesionales donde contrasta el recogimiento y las
discretas indumentarias de vírgenes, verónicas y nazarenos, con los ricos
atuendos y peinados de romanas, samaritanas y ronquinas.
Hay como en las numerosas celebraciones a lo largo y ancho
de España, procesiones, visitas a monumentos en la entrada de algunas casas, el
Encuentro entre Jesús Nazareno y su Madre, y la cumbre piadosa del Santo
Entierro, pero La Marinera de València, única española así apellidada, tiene
como singularidades el homenaje con los Cristos del Cabanyal y del Canyamelar en
la playa a los que perdieron sus vidas en el mar, y el Desfile de Resurrección,
sin andas ni imágenes, exteriorizando las cofradías, corporaciones y
hermandades, que totalizan 31 entidades, su alegría con reparto de rosas.
Recogimiento y piedad a Cristo y La Dolorosa, a quienes se
encomendaban los pescadores del Cabanyal y Canyamenlar y los marineros del
Grao, así como sus familias, con la lógica intranquilidad y temor cuando
surgían contratiempos marinos. Vida dura de marineros y pescadores que Vicente Blasco
Ibáñez contó en “Flor de Mayo” y Joaquín Sorolla Bastida pintó magistralmente.
La Semana Santa Marinera fue declarada de Interés Turístico
Nacional en el año 2011, y en el año 2016 el Ayuntamiento de València le otorgó
la Medalla de Oro, en reconocimiento a su relevancia, singularidad e interés
como manifestación religiosa y festiva de carácter popular fuertemente
arraigada en los barrios marítimos.
Lo expuesto en el museo y los audiovisuales son la solución
para que los visitantes conozcan la Semana Santa Marinera, y los conciudadanos
la recuerden, ya que en el 2019 no pudieron continuar los actos en las calles a
partir del 17 de abril por un temporal de lluvia, nada el año pasado por el
coronavirus, y, como aún persiste la pandemia, este año sólo realizan actos
litúrgicos, con aforo limitado, en el interior de las iglesias, y
retransmitidos por streaming. Lo
único del año pasado el magnífico libro oficial de la festividad como recuerdo
para coleccionistas.
El covid-19 ha cortado el ritmo ascendente de los últimos
años en la afluencia de visitantes en los días de la festividad: el 34% procedentes de otras autonomías
y los restantes, italianos, holandeses, británicos, franceses, belgas,
estadounidenses, y del continente asiático.
Visitas museo
Martes a sábados,
de 10 a 14 y de 16:30 a 20:30 horas.
Domingos y
festivos de 10 a 15 horas.
Tel. 96 208 4079 •
www.semanasantamarinera.com
| Esteban Gonzalo Rogel |